Las vidas de Pedro Serrano y Javier Bellot son un pozo de sabiduría. Ambos llevan más de tres décadas siendo pioneros. Javier trabajaba en una agencia de comunicación, encargada de las más icónicas películas del cine español («de ahí salieron las primeras fotocopias del Shangay, y nos llamaban la oficina de los maricones»). Pedro, que quería ser actor, empezó «poniendo copas para pagarme las clases de arte dramático, y me hice tabernero en la Gran Vía, como yo digo», y controló la arteria principal de Madrid a ritmo de las fiestas más diversas, transgresoras e inclusivas que se recuerdan. Y los dos lo hicieron en un contexto totalmente diferente al actual, donde ser abiertamente gay no era la mejor carta de presentación.
Ahora unen sus inquietos espíritus y se embarcan juntos en un nuevo y revolucionario proyecto, porque «no existe nada para el crecimiento personal del colectivo LGTB. Una plataforma que aglutine en un mundo donde hay mucho por hacer», explica Javier. Y eso es precisamente Workingay, un lugar de encuentro para atajar la «autoestima baja, falta de comunicación, inseguridad, miedo, anhelos en una sociedad hipercompetitiva, pero todo con nuestro barniz especial», completa Pedro. En definitiva, para conocerse a uno mismo, donde están todas nuestras respuestas, como inciden en más de una ocasión en nuestra conversación. Y en él han depositado toda su ilusión, porque «ha habido siempre dos partes en mí, la oficial, y la clandestina. Esta tenía que ver con el desarrollo personal, conocerme a mí mismo, leer mucho, meditar…», comenta Javier. A Pedro siempre le gustó «el mundo más trascendental, regresión, meditación… Llevo años formándome en el mundo del coachingpara tener más conciencia… Y me gustó tanto que mira…».
También se centrarán en el lado empresarial. Javier hace hincapié en que «en los últimos años ha cambiado mucho el entorno LGTBI en las empresas, antes no podías decir que eras gay. Y para todas esas dudas, que pueden llegar a ser un problema, generamos respuestas. Hay que estar educado emocionalmente en la sensibilidad». Mientras, Pedro remarca la importancia de hablar «desde la experiencia, y eso es importante, haber pasado por situaciones difíciles, haber sido abiertamente gay cuando no era tan fácil, haber estado en la cresta de la ola y bajar, momentos vitales para conectar con las personas».
De paso, exploran un lado activista que, a su manera, fuera del clásico de pancarta, siempre han mantenido. Pedro tiene claro que más allá de Workingay, en el colectivo «no podemos ser un gueto, ni quejarnos porque hacemos lo que nos han hecho en tiempos. Normalización». Para ello, tal y como manifiesta Javier, este viaje sensorial «nace en el momento oportuno, en el momento en que se necesita de verdad. Gimnasios hay muchos, bares, demasiadas discotecas… ¿Y dónde entrenamos el alma?». Saben lo que dicen.
Fuente: https://shangay.com